sábado, 22 de mayo de 2010

Radio Universidad en el terremoto de 1960

El texto que publico fue escrito por Hernán Miller especialmente para el blog y a petición mía. Era necesario contar con él para entender el papel de la Radio Universidad de Concepción hace 50 años. Hugo Olea


Acaecido en la mañana del día 21 de mayo de ese año, Concepción entero se levantó para apreciar los daños. Yo concurrí a los Estudios de RUC, ubicados en el cuarto piso de la Escuela de Farmacia, en el Barrio Universitario. Sólo pude apreciar que el más serio de los problemas estaba en la falta de energía eléctrica en la ciudad, situación que alcanzaba a la Planta Transmisora de RUC, que estaba ubicada en el camino a Penco. Sin embargo, eso estaba en manos del técnico Osvaldo San Martín.
En los estudios sólo había caído el equipo de Frecuencia Modulada sobre la consola de transmisiones, sin dañarse .
Por la noche, a eso de las 22:30 horas, se me pasó a buscar a la Plaza Perú, lugar en que me encontraba junto a mis “hermanos” del Hogar El Panteón –al que pertenecí- y que había caído esa mañana.
Enfilamos a la Planta Transmisora, ubicada e en el sector Bellavista, camino a Penco. En el auto recuerdo que iba Guillermo Barraza, hombre que había traído de Santiago el director Céspedes. El técnico había logrado que se diera energía eléctrica en tal sector y en el Barrio Universitario. Mientras emitíamos mensajes, él trataba de mejorar los equipos en los estudios. Entre él y yo hacíamos los esfuerzos por lograr una locución lo más adecuada posible ya que ninguno era locutor. Carabineros nos proveía de información emanada del Servicio de Salud Pública y de pequeñas notas enviadas por los auditores que ya nos lograban escuchar, porque fuimos la única radio que funcionó en la ciudad. Cada hora, más o menos, llegaba un furgón de Carabineros que nos renovaba los mensajes del público a sus parientes dado a conocer cómo se encontraban. Fue una enorme colaboración, considerando, además, que estábamos camino a Penco. Pudimos indicar a nuestros oyentes que al amanecer estaríamos en los estudios y abrir la puerta de la Escuela nos encontramos en el Hall con un velorio. Se tenía allí a un estudiante de farmacia que había perdido la vida en el terremoto. Muy temprano por la mañana empezó a llegar la gente a dejar sus mensajes, siendo cada vez mayor la cantidad. Nos hurtaron alguna vestimenta a los que estábamos trabajando, por lo que decidimos cerrar el acceso a los Estudios y se dispuso que parte del escaso personal y alumnos universitarios atendieran al público en el primer piso de la Escuela. A todo esto, empezaron a llegar nuestros locutores, dos de los cuales habían sufrido de diversa manera los efectos del sismo. Sergio Castillo Díaz había sufrido lesiones en la zona nasal como consecuencia del derrumbe de su casa. Fernando Alvarez Castillo, recién egresado de Derecho y a la fecha Vicepresidente de la FEC, andaba en Santiago en gestiones de su cargo con el presidente Rolando Merino. Ambos, al conocer en Santiago lo sucedido en Concepción, decidieron viajar en un taxi. Como el chofer no conocía el acceso a Concepción y ambos pasajeros se quedaron dormidos, el taxi los llevó a Los Angeles, debiendo, por cierto, hacer el retorno sumando unas tres horas más de viaje.
Con todo el personal de transmisión: 4 Locutores y 2 Radiocontroladores, RUC tuvo una amplísima y muy destacada jornada para los sismos de 1960. Comenzó su faena la noche del día 21 y no la interrumpió sino hasta la medianoche del 31 de mayo. Los Radiocontroladores, o Controles, como se denominan hoy día, eran Manuel Riquelme Ruiz y Hernán Miller Mansilla, quienes debieron dormir bajo las mesas cuando el sueño los vencía.
A modo anecdótico puedo contar algo ocurrido con don David Stitchkin, Rector de la Universidad de Concepción a la fecha. Él se encontraba en USA por aquellos días. Al informarse del violento sismo ocurrido en la ciudad, decide su retorno de inmediato. En el viaje de regreso una escala en Lima le permitió oír “su” Radio. Se escuchaba a través de nuestra Onda Corta RUC, en Lima. Eso lo conmovió. Entonces, al llegar a Concepción y enterarse de los daños sufridos en la Universidad, decidió hacerlo en una conferencia de prensa para juntar a todos los medios que deseaban conocer su opinión sobre lo ocurrido y de cómo se enfrentaría el futuro. Decidió hacerlo en RUC. Allí se trasladó y en condiciones un tanto desmejoradas porque aún no había agua potable en el Barrio, dio su conferencia de prensa, en parte de la cual destacó la labor cumplida por el Medio de Comunicación de la Universidad a tan sólo nueve meses de haber iniciado sus transmisiones. Pidió especialmente se destacara el inmenso trabajo del personal de la Radio, con voz quebrada por la emoción.
Andando los días él propuso al Directorio de la Universidad que se otorgara al personal de la Radio y a quienes habían colaborado él, la entrega de una insignia de oro de la Universidad con la siguiente Leyenda al anverso: AL MERITO. La fecha, 21-mayo-1960, y el nombre de la persona a quien se asignaba.



MISION SUR:

Concluidas las labores el día 31 de mayo, al día siguiente partió al sur del país la “Misión Sur”. Estaba compuesta inicialmente por el técnico Osvaldo San Martín, el periodista Jaime Smith Marín y el conductor del vehículo, Laureano Silva Matus, a la vez Director del Servicio Informativo de USA en Concepción. Pocos momentos antes de la partida Osvaldo San Martín se dirige a Hernán Miller señalándole que a él le parecía mejor que Miller viajara como técnico en lugar de él ya que, además, vería a su familia en Puerto Montt. Éste manifestó que no sabía manejar el transmisor que se llevaba, pero San Martín señaló que con un par de indicaciones quedaría habilitado. Así se hizo y con ese reemplazo partió “Misión Sur”. Su objetivo: visitar los lugares afectados por el sismo del día 22 de mayo a las 15:15 horas. Además, existía el compromiso de efectuar dos llamadas al día a Concepción a San Martín, quien además era radioaficionado y quedó en la ciudad para efecto de recibir aquellos llamados de Misión Sur. Las horas serían: 10:00 y 17:00, cada día en donde estuviera ubicada la misión. Se hizo y se cumplió a cabalidad. Visitamos Temuco, Lonco Pan, Angol, la zona del río Riñihue, Villarrica, Valdivia, La Unión, Río Bueno, Osorno, Puerto Montt.
En cada lugar que se avistaba nuestro vehículo la gente nos conminaba a detenernos para agradecer las emisiones de los días, con sus noches, sin parar, que los mantuvo a ellos –al sur del país- informados, puesto que enlazamos a varias ciudades con Santiago, Ancud y Santiago, por ejemplo, lo que permitió ampliar las informaciones. Mantuvimos cadenas con radios Cooperativa y Minería por varios días, logrando así informar a Chile entero.
La pasada por el Riñihue significó una molestia para el periodista de Radio Minería Luis Hernández Parker. Manifestó se deseo de efectuar reportajes en avión, desde el aire, con nuestro equipo transmisor. Como yo le indicaba que, por cierto, iba con él pues me consideraba responsable del transmisor, que era de propiedad de la Escuela de Ingeniería, se molestó muchísimo y días después nos dedicó algún párrafo en uno de sus artículos en revista “Ercilla”, revista que le pagaba a él por tales crónicas. A nosotros nadie nos pagaba, sólo era afición y vocación de servicio. Manifestó en Ercilla, de lo que recuerdo, que había solicitado efectuar transmisiones desde el aire, pero que unos imberbes muchachos de RUC no se lo había permitido. Nunca dijo que las transmisiones serían con nuestro equipo y por qué se lo habíamos negado.
En la Unión se nos quemó un tubo del transmisor. En momentos que hacíamos el contacto con Concepción, alguien pasó por la parte delantera del vehículo y distraídamente pisó el acelerador, lo que aumentó el voltaje, quemó un tubo y las yemas de los dedos a Miller, que manipulaba en ese instante.
En Puerto Montt fuimos alojados en casa de la familia Miller, que se encontraba repleta pues además estaba la familia de una hija que había perdido su casa n el sismo del día 22.

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